NOTAS Y ARTICULOS


Notas y artículos relacionados con la educación en sus distintos niveles y modalidades.
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LO QUE NOS DESCONECTA DE LA EDUCACION.
Extraído de "La Capital" 27/06/2010

La Universidad Católica censuró la conferencia de un educador español
Por Marcela Isaías / La Capital

La sede Rosario de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) suspendió una jornada de formación docente al advertir que el libro que allí se iba a presentar contenía una carta dedicada a un profesor homosexual. La actividad iba a ser dictada por el prestigioso pedagogo español Miguel Angel Santos Guerra, el sábado 19 de junio pasado. La obra en cuestión es “Pasión por la escuela. Cartas a la comunidad educativa” (Bonum). Para que el acontecimiento no se concretara hicieron lo suyo el Opus Dei y miembros de la alta jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica. Al final, la editorial religiosa ordenó que se retiren los ejemplares de la venta. “En ninguna parte del mundo me ha pasado algo parecido”, dijo el educador a La Capital.
El reconocido doctor en educación y catedrático de la Universidad de Málaga Miguel Angel Santos Guerra había sido convocado para dar una jornada de formación docente, de 8 a 16 para el sábado 19 de junio pasado. Estaba organizada por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UCA (Rosario) y la Fundación Anfora. Dos días antes de la jornada, la UCA suspendió la actividad “hasta nuevo aviso y por problemas editoriales”.
Los “problemas editoriales” a los que aludían son en realidad dos cartas que incluye el libro publicado en mayo de este año por Bonum. “Carta abierta a un profesor homosexual” (ver página 4) es a la que se mencionó con insistencia al momento de suspender la actividad. En la misma el autor refiere a las dificultades que debe atravesar un profesor homosexual “sobre todo cuando se encuentra —dice— en un contexto institucional conservador y refractante a los cambios. ¿Qué le sucede a un profesor homosexual en un colegio del Opus, por ejemplo?”. El pedagogo supone que la otra carta es la destinada a “un padre objetor”, en referencia a quienes consideran que lo que aprenden los hijos sólo lo pueden decidir los padres.
Según una fuente vinculada con la frustrada actividad y a la que consultó La Capital, “desde el Opus advirtieron estas cartas y mostraron su descontento ante la UCA”, organizadora de la jornada. La UCA se hizo eco de este llamado de atención y sin mucha demora se comunicó con la editorial Bonum y se movió el avispero: Bonum se dio cuenta de lo que “había pasado por alto” y decidió retirar los libros de la venta.
Una prueba de esta decisión es la carta que la editorial envió a la UCA Rosario después de este acuerdo conversado previamente, de manera de garantizar la determinación asumida. En dicho texto (ver aparte) comunica que levantará “absolutamente de la venta la edición del libro en razón del contenido de dos cartas que no fue advertido antes de su publicación y que no podemos avalar”. La nota lleva la firma de la directora de editorial Bonum, Ursula Gremmelspacher, con quien La Capital insistió en comunicarse en varias oportunidades pero sin obtener respuesta.

Qué dicen desde la UCA. De acuerdo con lo relatado por la responsable de prensa de la UCA Rosario, Mariana Verdini, “la editorial envió un comunicado avisando que el libro sería retirado y como uno de los ejes de la actividad (del 19 de junio) era esta presentación, las autoridades decidieron no quedar mal con los inscriptos y suspenderla hasta nuevo aviso”.
Verdini agregó: “La explicación que se da desde la editorial es que no se llegó a corregir a tiempo el contenido. Dicen que quisieron hacer lo mejor y más rápido posible para poder presentarlo y no se llegó a tiempo con una buena corrección. Qué tipo de errores no se dice. La editorial pide disculpas y asume totalmente la responsabilidad. Pero esto es ajeno a la UCA”.
Pero la fuente consultada por este medio, y que se mantiene en reserva, afirmó que el alerta sobre lo que había que “corregir” lo dio el grupo católico Opus Dei a la UCA y esta universidad acordó luego el reclamo con la editorial religiosa.

Perjudicados. Quien respondió a los llamados de este medio fue el responsable de prensa de Bonum, Gonzalo Baggio. “Sé que la suspensión fue por un problema que hubo con la organización de la charla, con la consultora y una entidad religiosa”, dijo en un principio. Luego agregó que de acuerdo a lo que le habían transmitido “el libro se paró por un problema de edición”. “No sé bien cuál es —indicó—, si de encuadernación o de impresión. Sé que lo van a corregir y sacar de vuelta”.
Santos Guerra había sido convocado por la Consultora Network para realizar una serie de conferencias en distintos puntos del país y presentar su libro en la semana del 14 al 19 de junio pasado. Pero para su sorpresa, sobre la marcha se cambió el título de la charla —de “Pasión por la enseñanza” a “Arqueología de los sentimientos”—, luego se levantó la venta del libro y al final la jornada prevista en Rosario. Todo por la advertencia que se hizo desde esta ciudad sobre el contenido de las cartas.
“Nosotros somos la mortadela del sandwich”, dijeron desde la Consultora Network para graficar el lugar que ocupan en esta polémica. “No terminamos de entender cómo y por qué se dio esta situación, para nosotros es una pérdida muy grande”, indicaron. Es que desde la editorial Bonum les exigieron que devolviesen los libros que disponían para su venta en las presentaciones.
Lo que siguió es una cadena inexplicable de censura, actos de intolerancia difíciles de pensar en la Argentina del siglo XXI, en especial cuando el país marcha a dar una muestra más de respeto a los derechos por la diferencia con el tratamiento de la ley de matrimonio entre personas de un mismo sexo.

Más información: La capital




José Saramago critica la confusión entre la educación y la instrucción
EL PAÍS / EFE - Alicante - 06/05/2006
El novelista y Premio Nobel de Literatura José Saramago apeló ayer en Alicante al "espíritu crítico" y a la "valentía" de los ciudadanos para cambiar "el mundo en el que vivimos, que es a la vez injusto e hipócrita", y para "reinventar" la democracia, que, a su juicio, "de democrática no tiene nada". Saramago, que clausuró ayer por la tarde el seminario Esclavos del siglo XXI, organizado por la CAM con una conferencia titulada Por un mundo sin esclavos y sin cadenas, afirmó que la vida del ser humano es "la misma de siempre" y aseguró que la explotación también ha sido siempre igual. Consideró que el título del seminario es "eterno", ya que valdría para hablar de la esclavitud en siglos anteriores y "seguirá estando justificado en los siglos XXII, XXIII y XXIV".
El escritor pide espíritu crítico y la valentía de los ciudadanos para cambiar el mundo
Saramago recordó que en el siglo XIX se pensaba que "por cada escuela que se construya, se cerrará una cárcel", algo que no se ha cumplido. El escritor consideró a los maestros como "los auténticos héroes de nuestro tiempo". En este contexto, añadió: "Estamos confundiendo cosas complementarias, que son educación e instrucción. Hoy nadie habla de instrucción, sino de educación, lo cual nos llevaría a pensar que vivimos en una sociedad perfectamente educada".
En este sentido, Saramago argumentó que la "auténtica educación no es la educación de saber" datos de cultura general, "no se trata de eso", sino de "educación en el sentido del respeto por el otro, de la conciencia de nuestro lugar en la sociedad, de qué es lo que la sociedad tiene derecho de pedirnos, qué es lo que nosotros tenemos la obligación de aportar". Desde su punto de vista, "el problema es la familia, que no educa, no sabe, no puede, y entonces se transfiere la obligación de la educación para aquellos que sólo pueden instruir". Según Saramago, "la escuela no tiene condiciones para educar", de modo que "lo que está pasando en la escuela ahora es la indisciplina, la agresividad, la brutalidad en las relaciones entre estudiantes y maestros", que son "humillados, despreciados, agredidos y que al día siguiente vuelven al lugar donde han sido humillados, despreciados y agredidos".



Formación (1)

Por José Saramago
No ignoro que la principal tarea asignada a la enseñanza en general, y en particular a la universitaria, es la formación. La universidad prepara al alumno para la vida, le transmite los saberes adecuados para el ejercicio cabal de una profesión elegida a partir del conjunto de necesidades manifestadas por la sociedad, elección que si alguna vez estuvo guiada por los imperativos de la vocación, ahora con más frecuencia tiene que ver con los progresos científicos y tecnológicos, y también con las interesadas demandas empresariales. En cualquier caso, la universidad tendrá siempre motivos para pensar que cumplió su papel al entregarle a la sociedad jóvenes preparados para que reciban e integren en su acervo de conocimientos las lecciones que todavía le faltan, es decir, las de la experiencia, madre de todas las cosas humanas. Ora bien, si la universidad, como era su deber, ha formado, y si la llamada formación continua hará el resto, la pregunta es inevitable: “¿Dónde está el problema?” El problema está en que me he limitado a hablar de la formación necesaria para el desempeño de una profesión, dejando de lado la otra formación, la del individuo, la persona, el ciudadano, esa trinidad terrestre, tres en un solo cuerpo. Es hora de tocar el delicado asunto. Cualquier acción formativa presupone, naturalmente, un objeto y un objetivo. El objeto es la persona a la que se pretende formar, el objetivo está en la naturaleza y en la finalidad de la formación. Una formación literaria, por ejemplo, no presentará más dudas que las que resulten de los métodos de enseñanza y de la mayor o menor capacidad de recepción del educando. Sin embargo, la cuestión cambia radicalmente cuando se trata de formar personas, cuando se pretende inculcar en lo que designé “objeto”, no sólo las materias disciplinares que constituyen la carrera, sino un complejo de valores éticos y relacionales teóricos y prácticos indispensables a la actividad profesional. El problema es que formar personas no es, por si mismo, un aval tranquilizador. Una educación que propugne ideas de superioridad racial o biológica estaría pervirtiendo la propia noción de valor, colocando lo negativo en lugar de lo positivo, substituyendo los ideales solidarios de respeto humano por la intolerancia y por la xenofobia. No faltan ejemplos en la historia antigua y reciente de la humanidad. Continuaremos.



 

Formación (2)

Por José Saramago
¿A dónde pretendo llegar con este plática? A la universidad. Y también la democracia. A la universidad porque deberá ser tanto una institución dispensadora de conocimientos como el lugar por excelencia de formación del ciudadano, de la persona educada en los valores de la solidariedad humana y del respeto por la paz, educada para la libertad y para la crítica, para el debate responsable de las ideas. Se argumentará que una parte importante de esa tarea pertenece a la familia como célula básica de la sociedad, sin embargo, como sabemos, la institución familiar atraviesa una crisis de identidad que la hace impotente ante las transformaciones de todo tipo que caracterizan nuestra época. La familia, salvo excepciones, tiende a adormecer la conciencia, mientras que la universidad, siendo lugar de pluralidades y encuentros, reúne todas las condiciones para suscitar un aprendizaje práctico y efectivo de los más amplios valores democráticos, empezando por el que me parece fundamental: el cuestionamiento de la propia democracia. Hay que buscar el modo de reinventarla, de arrancarla del inmovilismo de la rutina y de la descreencia, bien ayudadas, una y otra, por los poderes económico y político a los que le conviene mantener la decorativa fachada del edificio democrático, aunque nos vienen impidiendo verificar si por detrás de esa fachada subsiste todavía algo. En mi opinión, lo que queda, se usa, casi siempre, más para armar eficazmente las mentiras que para defender las verdades. Lo que llamamos democracia comienza a parecerse tristemente al paño solemne que cubre el féretro donde ya está descomponiéndose el cadáver. Reinventemos, pues, la democracia antes de que sea demasiado tarde. Y que la universidad nos ayude. ¿Querrá? ¿Podrá?




Discurso de Pepe Mujica. Extraído de http://www.bocconoticias.com.ar

Una cuestión de supervivencia

Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo

Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar. Ustedes saben mejor que nadie que en el  conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer. Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda el placer. Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute. ¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!

Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales. No porque sea elegante sino porque es placentero. Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines. ¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices! Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers.

En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos…

No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible. Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción. Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos. Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.

Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.

Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento. En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada…

LA EDUCACION ES EL CAMINO

Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar. Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo. Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas. Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos. Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento. Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite. Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia. Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.

Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta. Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.

Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez. O como los que vieron el fuego por primera vez.

Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia. Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.

Es abrumador. Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.


Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua. Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes. Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena. Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica. Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.

Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública. Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo. No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines. Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento. Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.. Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros.




Esta nota fue extraída de "El monitor de la educación" Nº 23

Copiar y pegar, o estudiar y reinventar

Andrea Brito*

En la actualidad, el estudio no es ajeno a los efectos de las nuevas tec­nologías. El mundo digital abre un enorme caudal de información que im­pacta de un modo particular en los modos de leer, de escribir y, en espe­cial, de estudiar.

Que a la escuela se va a estudiar es una verdad de Perogrullo. Y que el buen alum­no es aquel que estudia es una convicción fuertemente asentada en la tradición es­colar. Ejercicios y lecciones, trabajos prác­ticos y exámenes son solo algunas de las formas mediante las cuales la escuela, durante su larga historia, nos ha propuesto poner en movimiento una práctica hecha propia -el estudio- de manera tal de ob­tener una Identidad particular: ser alum­no, un buen alumno.
Estudiar resulta una práctica tan propia del recorrido escolar en sus distintas es­calas, que analizar los complejos apren­dizajes que encierra y las específicas In­tervenciones de la enseñanza que demanda nos exige cierto distanciamiento. También nos exige cierta problematización ya que, en tanto estudiar forma parte natural de la vida cotidiana escolar, algunas veces tendemos a dar por hecho que nuestros alumnos dominan de ma­nera fluida los saberes implicados en es­ta práctica. Y comprobar que estos sabe­res no están o que están a medias nos enfrenta, por un lado, a esa sensación de que nuestra tarea se dificulta ya que de­beremos resignar el trabajo con los con­tenidos que teníamos planeado enseñar y, por otro lado, a confirmar la lectura al­go nostálgica de que "buenos alumnos eran los de antes".
Ahora bien, ¿qué es necesario saber pa­ra estudiar? La pregunta suena extraña. Pero es necesaria porque, justamente, nos permite desnaturalizar esa práctica, de­sandar los caminos para que alumnas y alumnos aprendan, pensar en nuestra guía para ese recorrido.
Hay un rasgo Importante a poner de re­lieve: estudiar supone una relación parti­cular entre el leer y el escribir. Cuando es­tudiamos, la lectura y la escritura dialogan en el Ir y venir entre textos y hacia la cons­trucción de otros nuevos. Evocar una ima­gen de estudio nos ubica en un escenario plagado de libros, donde un estudiante re­corre estantes de bibliotecas, busca a tra­vés de rápidas lecturas de índices, hace marcas en distintas páginas, escribe notas en un papel, borrando y volviendo a es­cribir.
Sucede que actualmente el estudio, en tanto práctica que involucra el leer y el escribir, no está exento de los efectos que conllevan las nuevas tecnologías de la in­formación. Y, entonces, esa imagen asen­tada durante siglos hoy parece desdibu­jarse y compartir su carácter privilegiado con una nueva práctica.
Las tres letras clave del mundo digital -www- nos abren un panorama desbor­dante en información que impacta en una forma particular en nuestros modos de leer, de escribir y, específicamente, de estudiar. Con seguridad, la mayoría de nosotros ha experimentado alguna vez la experiencia de conectarse a internet para buscar algún tema específico y, luego de algunas horas de navegación, encontrarnos frente a una página bien alejada de lo que buscába­mos pero que, igualmente, atrae nuestra atención. Y, también, con seguridad la sen­sación de improductividad nos haya he­cho volver a los estantes de nuestra pro­pia biblioteca en busca de aquella información que dio origen a nuestro re­corrido virtual. Información que, aunque quizás menos actualizada resulta, al me­nos, rápidamente hallable. El cansancio propio del estudio clásico, ese producido por las horas de lectura monótona frente a un libro y de repetidos intentos de es­critura sobre una hoja de papel, hoy se transforma y reaparece en la fatiga que produce la saturación de textos e imáge­nes por las que nos dejamos llevar de pan­talla en pantalla.
Al ritmo de esta cierta desorientación y del ensayo y el error de nuestros intentos sabemos, por convicción y también por demanda, que las nuevas tecnologías pro­ponen otras opciones y alternativas de re­lación con el conocimiento, que necesitan ser incluidas en la escuela. Aunque, al me­nos todavía, no resulta muy claro cómo darles ese lugar.
De allí que muchas veces nos sorprende y descoloca que, aceptando y estimulando que nuestros alumnos recorran el mundo de la web para realizar algún trabajo de investigación escolar, la respuesta tenga la forma de un texto armado a la manera de un rompecabezas. Así nos encontra­mos leyendo textos que, haciendo uso del copy & paste, nos presentan Información desarticulada, con palabras prestadas de otro autor sin ninguna referencia, con da­tos poco certeros, y hasta con argumen­tos contradictorios.
El "copiar y pegar", esa herramienta tan propia de los teclados y las pantallas, apa­rece como la confirmación de la sospecha sobre lo que viene de la mano de las nue­vas tecnologías. Y, desde allí, es factible sostener el espanto ante la empatía tec­nológica de niños y jóvenes (Martín Barbero, 2006), y la sanción ante una for­ma de vinculación con el saber poco acep­table desde los parámetros escolares.
Aun reconociendo lo complejo de la tarea de renovar la propuesta de enseñanza de los cambios culturales en el tiempo pre­sente, resulta posible, al menos, incluir algunos elementos de análisis que nos permitan explicar y entender aquello que, de primera mano, nos provoca cierta de­sazón.
Podemos hacerlo a través de un simple ejercicio: en un conocido buscador Ingre­samos la palabra "célula", tema biológico clave de la escuela secundaria, y en cues­tión de 0.56 segundos se despliegan ante nuestros ojos 6.320.000 resultados. Un número tan significativo como abrumador en el que convive Información de variada procedencia, variable rigurosidad y diver­sa cercanía con el tema de nuestro Inte­rés. Ante este panorama, ¿de qué modo, con qué estrategias abordar tal resultado?, ¿qué procedimientos de lectura y escritu­ra son necesarios para afrontar ese cú­mulo de información?, ¿cuentan nuestros alumnos con esos recursos?
Si no es posible responder a estas pre­guntas en forma precisa, es probable que nos encontremos leyendo y corrigiendo textos similares a los anteriormente des-criptos. Y es que estudiar haciendo uso de la web, por ejemplo a través de una bús­queda para una Investigación escolar, su­pone poner en juego una forma de lectura y de escritura compleja cuyo dominio, más allá de la familiaridad de nuestros alum­nos con las nuevas tecnologías, no está dado per se.
En el mundo digital, la práctica de la lec­tura se resignifica al compás de la fragmentación y la multlsecuencialldad, entre otros rasgos. Y, por su parte, la práctica de la escritura Incorpora, entre otras ope­raciones, el "cortar y pegar", y su posibi­lidad de armar y rearmar los textos de

Las tres letras clave del mundo digital -www- nos abren un panora­ma desbordante en información que impacta en una forma particu­lar en nuestros modos de leer, de escribir y, específicamente, de estudiar.

múltiples maneras. Se trata de nuevas mo­dalidades que los dispositivos tecnológi­cos despliegan, pero que no agotan por sí solas aquellos implicados en el leer y el escribir.
Por eso, aun considerando lo específico que el soporte digital imprime a las prác­ticas de lectura y de escritura, la primera
Se trata de hacer del estudio una práctica que, en la escuela, requiere ciertos saberes propios, un aprendizaje por parte de alumnas y alumnos y, en particular, nuestra enseñanza.
cuestión para considerar será la propues­ta desde la cual estamos invitando a es­tudiar a nuestros alumnos. En este senti­do habrá una diferencia relevante entre una invitación a estudiar alrededor de un problema para resolver -lo cual supone la búsqueda de información, su selección a través de ciertas técnicas y criterios, y su puesta en texto haciendo uso de la refor­mulación-, y una búsqueda que admita una sencilla y única respuesta posible de elaborar, poniendo en juego la sola opera­ción de "cortar y pegar". Es así como lo abrumador de la infor­mación disponible en internet y las nue­vas operaciones que el soporte digital ofre­ce -como por ejemplo, el copy & paste-actualizan la necesidad de intervención en la enseñanza con relación a las prácticas de la lectura y la escritura. Por eso, si bien es necesario pensar de qué modo la es­pecificidad de un soporte material marca variantes entre las formas de leer y de es­cribir, tan importante como eso será re­conocer que hay una cuestión común que nos toca asumir a los docentes: enseñar a estudiar. Así nuestra tarea se orientará hacia la enseñanza de procedimientos es­pecíficos del leer y el escribir, de manera que nuestros alumnos aprendan a trabajar con fuentes bibliográficas, seleccionen in­formación con criterios de validez, discri­minen las posiciones de distintos autores, las incluyan en un nuevo texto referen-ciando su autoría de distintos modos, ela­boren escritos adecuados a sus fines, adap­ten sus estilos y registros, etcétera.
Se trata de hacer del estudio una prácti­ca que, en la escuela, requiere ciertos sa­beres propios, un aprendizaje por parte de alumnas y alumnos y, en particular, nues­tra enseñanza.
El historiador de la lectura Jean Hébrard dice que no es la lectura la que nos hace cultos, sino que hay que ser cultos para entrar en la lectura. Con este sutil juego de palabras, el autor nos habla de la ne­cesidad de acompañar a nuestros alum­nos en el ingreso al universo cultural de los textos. Además de señalarnos la im­portancia de enseñar a leer y a escribir desde todas las áreas escolares, esta idea nos recuerda que los textos despliegan sa­beres específicos en relación con los cam­pos de conocimiento en los que se inscri­ben y que, por ende, abrir las puertas para su comprensión requiere orientar a nues­tros alumnos preparándolos para su lec­tura.
Lo mismo puede pensarse en relación con la escritura. Y tomando la idea y ha­ciéndola jugar en relación con el estudio, podríamos decir que no es buen alumno aquel que estudia sino que hay que saber estudiar para ser un buen alumno.
De esta manera, quizás este presente de "ebullición cultural", en el que surgen nue­vas herramientas y recursos poco conoci­dos por la propuesta escolar, sea un tiem­po propicio para interrogar nuestras formas de enseñanza, reconociendo aquello que se mantiene y aquello que se recrea en las formas de apropiación del saber y en sus efectos sobre la enseñanza.
Copiar y pegar, entonces, más que una invitación al horror o a la sanción consti­tuye una oportunidad vital para que haga­mos de la escuela un lugar donde estudiar sea una propuesta interesante para nues­tros alumnos, dándoles la posibilidad de incluirse en el mundo cultural para reiventarlo.

Investigadora y Docente. Área Educación, Flacso/Argentina.
Referencias bibliográficas
Martín-Barbero, Jesús. "La razón técnica desa­fía a la razón escolar", en Narodowski, Mariano, Héctor Ospina y Alberto Martínez Boom (comps.) La razón técnica desafía a la razón escolar. Construcción de identidades y subjetividades políticas en la formación. Buenos Aires, Noveduc, 2006.
Hébrard, Jean. "El aprendizaje de la lectura en la escuela: discusiones y nuevas perspectivas". Conferencia brindada en la Biblioteca Nacional, Sala Cortázar. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, noviembre de 2000.

Para quienes quieran ver el número entero de la publicación o números anteriores les dejo el link